tierra domesticada
En los más de 5 años que llevo desarrollando este trabajo lo que más me fascina es que me he sentido un cazador, un explorador, un aventurero, adentrándome en territorios desconocidos en busca de esa imagen sugerida por las formas caprichosas que la mano del hombre ha creado en el paisaje. Perderme durante horas, esperar a que cambie la posición del sol para tener la mejor luz, sentirme el elemento más pequeño de una tierra que hemos transformado y dotado de unas particularidades estéticas que no puedes pasar desapercibidas para la mirada del viajero.

Son imágenes que he ido descubriendo en mis viajes, algunas de forma premeditada como las de las minas de La Pola del Gordón (León) que hacían de fondo en una noticia del telediario, y otras de forma casual como las del Alto Duero, conocía la existencia de viñedos, pero perderme en ellos ha superado cualquier descripción. Son fotografías de sitios que me fascinan, cojo el coche y la cámara y me dejo llevar por la emoción ante la intriga del paisaje por descubrir.
Hay zonas que siempre me han llamado la atención, como los campos de Jaén, me fuí a la sierra de Cazorla para fotografiar la simetría de los olivos, así conocí Giribaile, donde quedé hipnotizado por la fuerza que tenía el pantano rodeado de olivares, tras más de cuatro horas empecé a ser consciente que era el mes de agosto y que no llevaba agua, el coche quedaba a varios kilómetros de distancia, entonces para refrescarme decidí bañarme desnudo en el pantano, tampoco llevaba bañador.

Viajé a Lanzarote en el 2005 porque ví en un libro de Jean-Marie del Moral, Barceló, un paisaje lunar de puntos hundidos en la tierra que me cautivó y sentí la necesidad de perderme por ese paraje y fotografiarlo.
Paisajes que invitan a imaginar otros paisajes, otros sitios, su funcionalidad productiva queda anulada por la vitalidad geométrica, son diseños trazados en la misma tierra, land art inconsciente de serlo. Donde no es un artista quien realiza la obra, sino el agricultor o ingeniero anónimo quienes modelan el entorno sin tener en cuenta su valor estético, la tierra como un lienzo que el viajero disfruta dejándose perder en él.

Fotografía analógica procesada de forma cruzada (diapositivas reveladas como negativo) para potenciar el contraste y la saturación de los colores. Película utilizada: Ektachrome 100ASA de Kodak. Todas las fotos están hechas sin trípode.

"Tierra domesticada" se compone de una serie de más de 20 trípticos que reflejan la geografía ibérica, en los próximos años continuaré el trabajo en onas más alejadas (campos de arroz en China, cafetales en Colombia...)

juanma gonzález